PINTURA
ENTRE LO VISIBLE Y LO INVISIBLE
«Pero la relación del lenguaje con la pintura es una relación infinita.
No porque la palabra sea imperfecta y, frente a lo visible, tenga
un déficit que se empeñe en vano por recuperar. Son irreductibles
uno a otra: por bien que se diga lo que se ha visto, lo visto no
reside jamás en lo que se dice, y por bien que se quiera hacer ver,
por medio de imágenes, de metáforas, de comparaciones, lo que
se está diciendo, el lugar en el que ellas resplandecen no es el que
despliega la vista, sino el que definen las sucesiones de la sintaxis».
Michel Foucault, Las palabras y las cosas
«Ninguno de nosotros podrá recuperar jamás aquella inocencia
anterior a toda teoría, cuando el arte no se veía obligado a
justificarse, cuando no se preguntaba a la obra de arte qué decía,
pues se sabía (o se creía saber) qué hacía».
Susan Sontag, Contra la interpretación
No. No quisiera que las siguientes notas se entendieran como si de un diario se tratara. Aunque algunas fechas se hayan indicado a lo largo de las mismas. Con estas notas pretendo expresar algunas consideraciones que describen el procedimiento de trabajo llevado a cabo para construir las pinturas de este nuevo proyecto. Un modo de proceder que ya viene siendo consistente, por su reiterada aplicación, a lo largo del tiempo.
Las notas han sido extraídas de un cuaderno de trabajo en el que he registrado anotaciones, algunas ideas, que iban aconteciendo en paralelo al discurrir de la propia pintura, y me refiero a la realizada durante el período: enero de 2019 y octubre de 2021. Algunas notas son, literalmente, citas de algunos libros que me han enriquecido, de sobremanera, durante este período.
Hablar de mi experiencia con la pintura supone un intento de enlazar palabras para traducir la forma como está puesta la pintura en la superficie del cuadro.
Más allá del proyecto, ante todo la pintura tiene que ser clara.
¿Qué ocurre cuando “te sales de la caja”? (Cuando lo haces diferente).
(Cuando quieres ver de manera diferente).
(23/05/2020)
“Cambiar de idea tan a menudo como cambias de camisa”
(René Daniëls, Las palabas no están en su sitio, p. 149. Catálogo de exposición.)
“El pintor está ligeramente alejado del cuadro. Lanza una mirada sobre el modelo;
quizá se trate de añadir un último toque, pero también puede ser que no se haya dado
aún la primera pincelada. […] Su talle oscuro, son intermedios entre lo visible y lo
invisible: surgiendo de esta tela que se nos escapa, emerge ante nuestros ojos; pero
cuando dé un paso hacia la derecha, ocultándose a nuestra mirada, se encontrará
colocado justo frente a la tela que está pintando; entrará en esa región en la que
su cuadro, descuidado por un instante, va a hacerse visible para él sin sombras ni
reticencias. Como si el pintor no pudiera ser visto a la vez sobre el cuadro en el que se
lo representa y ver aquel en el que se ocupa en representar algo. Reina en el umbral de
estas dos visibilidades incompatibles”.
Michel Foucault, “Las meninas” en Las palabas y las cosas. Ciudad de México: Siglo xxi, p. 21.
He seguido indagando en la idea de que la pintura sea ante todo pintura. Que tenga autonomía propia. Fundamentales en el procedimiento de la elaboración de la pintura, en la forma de trasladar la pintura a la superficie, han sido al azar y el juego.
—Azar y juego.
—El azar y el juego.
—Azar y juego: cuando cambiar de idea es tan fácil como cambiar de camiseta.
—Azar y juego: porque no sé qué va a salir.
—Azar y juego: porque nunca sé qué irá saliendo.
—Azar y juego: porque nunca sé qué sucederá en la superficie de trabajo.
(21/1/2020)
Cualquier decisión abre un camino de exploración diferente. Por eso la pintura resulta tan difícil y fácil al mismo tiempo. Fácil si sabes qué te está diciendo la propia pintura.
Dejas que la pincelada te sorprenda. Que sea autónoma. Es valorada por ser sí misma. Frente a su autonomía te quedas quieto. Inmóvil por segundos. Tanto la pincelada que se acerca, sin tocar a la línea previamente trazada con lápiz grafito o de color, que resulta ser muy precisa, como aquella otra, más torpe, indecisa, que borra a otra línea, incluso, embarrando la zona, son de igual importancia. Y tienen el mismo reconocimiento. Si se las mira con atención, enriquecen el conjunto. Hay que entender el término “pincelada” como una expresión que condensa una acción. Es la forma que adquiere la materia, el color, cuando ocupa una extensión en la superficie pintada.
A veces se tapan cosas buenas de la pintura. Se produce una ocultación de algo que jamás será contemplado. Aunque sepas que está ahí, oculto.
Juego fondo-figura.
—Aquí la “figura” hay que entenderla como forma geométrica o abstracta, resultando ésta de cualquier acción que haya sido dispuesta sobre la superficie. Una línea es una forma, también lo es un punto con su redondez; un arrastre de pintura, un charco transparente u opaco de color también generan formas no controladas por el autor a priori.
—Pintura superficie más que de carácter “relacional”, donde se persigue la correspondencia entre las partes.
El valor del azar por lo imprevisible de su acción sobre la pintura.
AZAR Y JUEGO, O CAMBIAR DE IDEA COMO CAMBIAR DE CAMISETA.
La pintura se ha vuelto…
—Un pintar “lento” requiere tiempo,
tiempo
y más tiempo.
— Un pintar “lento” quiere que sientas el pasar del tiempo, segundo a segundo.
—Escuchar el deslizar del pincel.
—Mirar, contemplar el recorrido del pincel que trata de acercarse, sin traspasarla, a la línea previa, trazada con lápiz grafito o de color.
La pintura observada…
—Habla de la pintura con identidad propia.
—Reivindica el juego, el azar y la pintura-pintura.
—Reivindica la experimentación.
—Se crea [la pintura] sin un fin preciso.
—El color es un agente activo principal.
—Ciertamente la propia pintura te guía.
—El método se perfila y mejora con el estar ahí, trabajando (y observando lo que sucede alrededor).
Acojo al formato que no es convencional (en sentido de que salgo del rectángulo y me adentro en las pinturas con formas).
Trato de cuestionar la pintura “ocultando” parcialmente partes de la misma que han sido añadidas al soporte en las primeras capas, con las primeras sesiones de trabajo. Mediante franjas paralelas, cruzadas en ambas diagonales, surgen tramas a modo de celosías y, después, realizo un dibujo de líneas rectas, perpendiculares y con una diagonal, que superpongo a la celosía antes nombrada. La pintura se construye por capas —son capas de tiempo. De hecho, la construcción del cuadro es muy lenta. Empleo meses en finalizar una obra, incluso años. Las obras se construyen en paralelo. De este modo, cada una se impregna de las demás.
La pintura de ahora sigue, en cierto modo, algunos de los hallazgos de la última serie —Completando dibujo (2015-2018) (disponible en https://pacolara.es). Insisto en las interferencias —referidas a lo que se oculta y a lo que se percibe. Toda la amalgama de superposiciones —de capas que interfieren a las anteriores— impiden que el espectador pueda contemplar lo que está más allá de la capa más superficial de pintura, de la capa última que es en suma la más cercana al observador.
Cuando se ocultan zonas para siempre, y otras permanecen visibles parcialmente se insiste en el desarrollo de una tipología de obras que son más autónomas a las decisiones del autor —esto es así porque, realmente, no se controla todo el proceso del cuadro.
Cuando juego con formas —unas recortadas de papel otras encontradas en paseos al azar—, las arrojo al soporte dispuesto en el suelo del estudio, dejo que el proceso de la pintura guíe en esos primeros y cruciales momentos la construcción de la obra. La distribución de los elementos, la estructura, va surgiendo fruto del azar. La pintura no representa nada.
Por el contrario, se presenta de forma literal como lo que es: formas y materia pictórica dispuestas sobre una superficie que, a la vez, es soporte.
Hay pocas cosas preconcebidas durante esa fase del proceso pictórico. Esta forma de proceder es una forma de decisión. También lo es otra, la decisión de “coser” allí donde se requiere un lazo que permita relacionar las partes inconexas. Se añaden entonces elementos que organizan la sintaxis de la pintura.
La intervención del espectador en el acto creativo deviene esencial. Su papel, no está condicionado por “una imagen concreta” —que pueda reconocer—. Todo lo contrario, frente a la pintura —por todo lo que se oculta y queda semi-oculto— quien mira podrá sentirse libre, dado que “ve” lo que quiere ver.
Lo que más me ha sorprendido ha sido el espectáculo de formas y de color que ha desplegado la propia pintura, fruto del proyecto Entre lo visible y lo invisible.
(01/05/2020)